jueves, 12 de marzo de 2009

ADICTO AL JAZZ (Fernando va por ti).Gracias.

¡Hola!. Me llamo Fernando y soy un adicto al Jazz. Y como adicto necesito mi dosis diaria. Hoy te voy a dar tu primera dosis, aunque espero que no te enganches, ya que nada entonces volverá a ser igual. Surgirán siempre notas en tu cabeza, oigas lo que oigas. Hasta cuando escuches a la Jurado o la Pantoja. Será horrible.

Yo descubrí mi primera relación en el jazz en carnes propias en el colegio. Cuando nos hacían tocar en clase de música y a la flauta, la sinfonía del nuevo mundo de Dvorak. Todos al unísono, y ¡eramos como treinta!. Era horrible. Entonces me tomé la libertad de hacerle unos pequeños arreglos al tema: pipirirp pirripi pi pe pipi pa papaaaaaa, a un tiempo muy distinto por cierto. Fue mi iniciación al bebop de Charlie Parker pero eso me ocasionó mi primer dolor de crecimiento musical: una torta de la voluminosa profesora Doña Carmensa. Todavía me toco el cachete y lo recuerdo con estupor pero también con agradecimiento. Yo siempre fui un jazzero.

Pero, ¿qué es el Jazz,?.(enlace a distintas emisoras de Jazz en la red)

Bueno, hoy yo lo veo como algo más que un estilo musical o mi forma musical favorita. Me explico:

El Jazz siempre ha estado muy ligado a otra palabra más sencilla de entender (ni los propios americanos de Nueva Orleáns saben de donde viene el término “jazz”): improvisación. Pero, ¿qué es improvisar?.

Ahí llegan los mal entendidos la mayoría de las veces. Por ejemplo, se puede improvisar pintura. Pollock, Picasso o Dalí lo hacían; pero yo no puedo improvisar pintura por más que quiera porque no sé pintar. No tengo ni las mínimas nociones de pintura. Incluso en el instituto me quedaba siempre dibujo técnico para septiembre, y la verdad es que me aprobaba al final “por pena”. Y eso que mi ex profesor de dibujo es manco. Más pena me podría dar él a mí, ¿no?.

¿Qué podría improvisar yo en pintura entonces?. Podría hacer el “chorra”, ¡oh sí!. Eso siempre se me ha dado de maravilla. Para improvisar (ojo al dato) se necesita el arte. El arte se adquiere a través del conocimiento y tu propio sentimiento. John Coltrane o Charlie Parker tenían el arte y su arte lo comunicaban a través del saxofón. Ellos podían improvisar pero siempre hay unas reglas (por lo menos hasta que llegó Ornette Coleman con su free jazz: ¡vaya “fumao”!). Las reglas en el jazz son los acortes, o la harmonía. Para el pintor podría ser la gama de colores en unas acuarelas, por ejemplo; pero para el músico son la paleta de notas contenidas en una determinada escala tonal.



El músico de Jazz debe explotar su arte a través de la armonía, y entonces es cuando improvisa. Y ahí es donde juega un importante papel el sentimiento de la persona en ese momento. Esa es la maravilla del Jazz, una canción de Jazz nunca suena igual, ya que no se puede repetir una improvisación. Es imposible.

Por eso el Jazz siempre se disfrutará más en directo. En un concierto, en un festival, o en un club de Jazz. Es muy difícil coger el “gusanillo” del jazz a través de grabaciones, aunque se puede empezar por ahí hasta luego “pillarlo” en vivo. Yo lo pillé por primera vez en el festival de Jazz Heineken Canarias en la casa de la polvora de Santa Cruz con el Roy Hargrove y Kenny Garret, por decir sólo dos. ¡Vaya cartel!. Estaba con mi colega Beto que es guitarrista. Gran fan de Pat Metheny y John Scolfield pero yo siempre he preferido la trompeta con sus aires militares. Mi padre siempre me dice que si yo hubiera ido a la mili otro gallo me hubiera cantado. Posiblemente. Y posiblemente a peor. Sólo me hubiera gustado ir si me hubieran dejado ser el trompeta. Pero ahora se hace todo electrónico con ordenadores y todo esa basura sintetizada y yo ya estaba trompeta. Yo me entiendo.

Muchos consideran el jazz la nueva música clásica americana, cosa que yo veo discutible pero hay diferencias muy grandes entre la música clásica y en el jazz. Aunque, ¡ojo!: la improvisación no es patrimonio exclusivo del jazz; ya los músicos clásicos la utilizaban. Un diario de tirada nacional en un artículo lo definía muy bien: en la música clásica se le da más importancia al compositor mientras que en el jazz al intérprete. En el Jazz la composición es una, por así decirlo, plataforma de entrada: un canal. El verdadero mensaje lo lleva el músico de jazz: adaptando su forma de ver la composición a su conocimiento del instrumento que toca. En la clásica también el músico es muy importante pero su éxito radica en que su interpretación se asemeje lo más posible a la intención del compositor sea Mozart, Mahler o Sibelius. Todo está escrito en la música clásica mientras que en el jazz sólo está la estructura del tema. Una diferencia muy importante, ¿no crees?.

Escucha por ejemplo el Cherokee de Charlie Parker y compáralo con el de la orquesta de Count Basie. Parecen hasta dos piezas distintas. Pues esa es una de las características principales del jazz. El repertorio de jazz se basa en unas canciones principales llamadas standards que se repiten mucho entre los músicos pero que cada intérprete le da su forma particular. Son mayormente canciones de musicales de Broadway como How high the moon!, Summertime, All of me o Mack the knife y compositores como Cole Porter, Jerome Kern, George Gerschwin o Irving Berlin. Que quedan en segundo plano ante los propios músicos: Freddie Hubbard, Duke Ellington, Keith Jarrett, Sonny Rollins, Bill Evans o Charles Mingus. Ellos son las verdaderas estrellas y también ellos aportan muchas veces sus propias composiciones.

Las jam sesions (los “bolos” en el jazz) son reuniones de músicos, generalmente en clubs nocturnos, donde se eligen una serie de standards para dar rienda suelta a sus improvisaciones. Quizá empezó mucho antes; pero los grandes episodios comenzaron a finales de los treinta y principio de los cuarenta en un club en Harlem (barrio de Nueva York) y llamdo el Minton’s Play House donde Charlie Parker y Dizzy Gillespie grabaron en la memoria de los pocos afortunados que asistieron las mejores sesiones en la historia de un arte llamado Jazz. En mi caso fue la aula de música de mi maltrecho colegio con una directora musical de palmas como armarios roperos.

Pero yo creo que al final es como dice “el Duque” (El Sr. Ellington) que todo se reduce a dos tipos de música: - es bueno o malo. Seguro que a ti sólo te gusta la buena música pero te invito a abrir un poco tu mente y probar otras formas:

El Jazz. Un sentimiento.

Fernando Cullen.

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